Si hay un aspecto que nos emociona especialmente en muchos animes y videojuegos es, sin lugar a dudas, su banda sonora. ¿Alguien se puede imaginar a Seiya intentando levantarse tras una derrota sin su característico y épico acompañamiento musical? Sin ir más lejos, ver a Son Gohan transformarse en Super Saiyajin 2 sin Unmei no Hi ~ Tamashi vs Tamashi de Hironobu Kageyama sería una experiencia muy distinta. Es por eso que el envoltorio musical de nuestros animes/videojuegos favoritos se puede convertir en algo que nos marque de por vida, y lo que os voy a revelar a continuación quizás no sea de vuestro agrado -si es que hay alguien que, a estas alturas de la película, no lo sepa-.
Hoy os quiero hablar de un músico japonés cuyas composiciones (seguro que más de una y de dos) están grabadas a fuego en vuestro cerebro desde tiempos inmemoriales: me refiero a, ni más ni menos, Kenji Yamamoto -no confundir con el legendario compositor de Nintendo-, Kenz en los escenarios. Yamamoto nació el 1 de julio de 1958 y era un respetado compositor y arreglista que había trabajado en infinidad de series tokusatsu, animes y videojuegos. Incluso llegó a ser uno de los mandamases de la JCAA, la Japanese Composer and Arranger Association. Su época más prolífica a nivel creativo fueron los 80s y 90s, y a principios de los 2000 se unió a la banda Healthy Wings, formada por varios artistas implicados también en la creación de openings y endings de series Super Sentai (sin ir más lejos, Yamamoto creó el opening de Kyoryu Sentai Zyuuranger, nuestros Power Rangers).
Yamamoto también había trabajado en innumerables productos de la franquicia Dragon Ball, bajo el seudónimo de MONOLITH o HYPER MONOLITH, y era precisamente por esta razón que lo conocía y admiraba. Por si fuera poco, también había dejado su huella en el mismísimo anime de Dragon Ball Z con algunos insert songs (la banda sonora del anime es del inigualable Shunsuke Kikuchi), como Battle Point Unlimited, el inolvidable y futurista soundtrack que escuchamos cuando Trunks llega a la Tierra por primera vez para partir en dos a un desesperado Mecha Freeza. La poco menos que legendaria banda sonora de Dragon Ball Z Super Butouden 2, que nos impactó profundamente en los 90, también fue obra de MONOLITH, por poner otro de los múltiples ejemplos.
Antes de la democratización de las conexiones a Internet, a finales de los 90, y más teniendo en cuenta que en aquella época el anime y los videojuegos japoneses iban dirigidos únicamente a un consumo autóctono -al contrario que en nuestros días, que esta industria ya genera más dinero fuera de su país de origen-, nadie se percató de que estas composiciones eran ligeramente sospechosas. Sí, estas canciones tenían un parecido más que preocupante con las de otros artistas. Exacto; estamos hablando de plagio en toda regla.
La bomba estalló en 2011 con la emisión de Dragon Ball Kai, remake en alta definición de Dragon Ball Z, cuyo compositor era el mismo Yamamoto. La industria del manganime estaba cambiando: la irrupción de Dragon Ball Z en Estados Unidos y Latinoamérica cambió las reglas del juego para siempre. El manganime iba camino de convertirse en un hobby mainstream en todo el mundo, puesto que hasta el momento era un fenómeno de culto que había arrancado en Europa y Estados Unidos con obras como Akira y Ghost in the Shell, y el catálogo de la británica Manga Entertainment. A pesar del boom del manganime en los años 90 y el espectacular éxito que tenía en canales de televisión franceses, italianos y españoles, nuestra afición predilecta seguía siendo algo minoritario, y recibía bastante menos atención mediática que en la actualidad. Pero con la llegada de las aventuras de Son Goku al continente americano, todo cambió radicalmente, sumado a la expansión de Internet en todos los hogares del globo, y cualquier cosa que tuviera relación con este mundillo empezó a analizarse al milímetro. Es a partir de ese momento y en ese escenario que la Toei Animation se empieza a percatar de que ciertas composiciones de Yamamoto en la flamante Kai se parecen sospechosamente a algunas piezas de superproducciones como Terminator Salvation o Avatar. La largamente esperada vuelta de Goku a las televisiones niponas estaba siendo seguida en todo el mundo, mayormente vía piratería, y no tardaron en aparecer acusaciones de plagio en foros y mediante vídeos de Youtube. Vale la pena aclarar que en ningún caso hubo denuncia oficial por parte de ninguna productora u organismo oficial (a nivel personal creo que muchos de estos artistas plagiados se debieron sentir como Mike Tyson cuando le revelaron que fue el modelo del personaje M. Bison de Street Fighter II).
Este clamor popular puso en alerta a los responsables de la Toei, que empezaron a investigar composiciones previas de Yamamoto, para encontrar, con mucha sorpresa ya que Yamamoto era un peso pesado dentro de la empresa, que los soundtracks de Kai no eran un caso aislado, sino la punta del iceberg. En aquella época, además, empezaron a aparecer numerosos videojuegos nuevos de Dragon Ball, que resucitó con la saga Budokai, y MONOLITH estaba detrás de su apartado musical. Cómo no, empezaron a encontrar sospechosas similitudes con composiciones de artistas de la talla de Metallica, Deep Purple o Stratovarius.
Finalmente, la Toei, altamente alarmada y temerosa de que todos estos plagios pudieran resultar en medidas legales por parte de poderosas productoras occidentales, decidió echar fulminantemente de la empresa a Kenji Yamamoto y eliminar todas sus composiciones, sustituyendolas por otras; en el caso de Kai, volvieron a utilizar la legendaria BSO de Kikuchi, y en casos como Butouden 2, que volvió a aparecer en Nintendo 3DS, simplemente compusieron nuevos temas, relegando a los que todos conocíamos al olvido. Desde entonces, no hay noticia alguna de actividad profesional por parte de Yamamoto. Como reza el título: de leyenda a desterrado.
Estos sucesos llevan a preguntarnos lo siguiente: ¿Cómo es posible que los plagios de Yamamoto pasaran desapercibidos durante casi tres décadas? La respuesta no queda demasiado clara si no entendemos mínimamente cómo funcionaba el mercado japonés del entretenimiento en las décadas de los 80 y 90. Aunque en nuestros días en manganime sea un producto absolutamente globalizado, en los 80 y 90 era algo únicamente destinado al mercado japonés. Sí, ya sé que en Estados Unidos ya estaban flipados con Robotech, entre otras, y en Europa ya se iba gestando una generación de otakus, pero los japoneses no hacían los productos pensando en los occidentales, como hoy en día. Además, los japoneses en su mayoría se nutrían de su propio mercado y no hacían demasiado caso a las obras occidentales, exceptuando algunas películas de Hollywood o artistas consagrados, cuyo público potencial no era el mismo que el de Dragon Ball o las series Super Sentai. Ha tenido que llegar Internet y el auge del anime en Occidente para que se tire de la manta definitivamente.
Para finalizar, no me gustaría acabar sin dar mi opinión al respecto, ya no como aficionado al manganime, sino como músico amateur y compositor de muchas canciones de mi propia banda de rock. Puedo entender que el señor Yamamoto, como gran melómano que debe ser, se haya visto tentado en “homenajear” a sus bandas favoritas en su trabajo, que seguramente le suponía componer melodías como churros en muchas ocasiones (ya sabemos lo esclavo del mundo laboral japonés), pero está claro que la cosa se le fue absolutamente de las manos, especialmente con Dragon Ball Kai, que estaba claro que iba a tener repercusión mundial, y es que para más inri los plagios son extremadamente obvios. Aún así, y por muy polémico que les pueda parecer a algunos, su versión de Battle Point Unlimited, mezclando varios temas del álbum A Secret Wish de la banda germana Propaganda en una sola pieza, añadiendo arreglos propios -ese solo de guitarra absolutamente espectacular-, me parece absolutamente magistral.

Estoy convencido que el señor Yamamoto, controversias a parte, es un músico excelente que simplemente se ha dejado llevar por sus gustos personales y también ha pecado de la inocencia propia de los japoneses (es surrealista que se pudiera llegar a pensar que no serían descubiertos sus plagios a compositores de la talla de Danny Elfman o bandas de la envergadura de Pink Floyd); siempre se ha dicho que los nipones son especialistas en “copiar y mejorar” conceptos inventados por otros, y Yamamoto sería otro caso que podríamos englobar en esta peculiar categoría. Aún así, siempre le tendré un especial cariño a esas melodías del Butouden 2 que marcaron mi infancia, y me las tomaré como homenajes que le venían como anillo al dedo a esos personajes. Siempre tendrás mi perdón como músico, Yamamoto-san, y gracias por todos esos momentos musicales que me has regalado, aunque obviamente sean sus autores originales quienes se merecen todo el mérito (y también es justo y merecido que sus actos tengan las repercusiones correspondientes a nivel laboral y reputacional).
A continuación os paso una lista con algunos de los plagios/homenajes de Yamamoto que se han detectado hasta el momento (info sacada de Dragon Ball Wiki, y el canal de Youtube de dany1994gus, aunque algunas son de cosecha propia):
- Battle Point Unlimited (varias canciones del álbum A Secret Wish de Propaganda formando un mix alucinante)
- Royal Guard de Dragon Ball Z Ultimate Battle 22 (De este plagio no hay apenas constancia en las redes, pero es clavada a Eye to Eye, image song de Yu Yu Hakusho cantando por los propios seiyuus)
- Isshin Ittai (War, de James Horner, banda sonora de Avatar)
- Yushi no Gaisen (German Team en el videojuego Captain Tsubasa 3: Koutei no Chousen)
- Arata na Teki no Shutsugen (opening de Terminator Salvation, de Danny Elfman. Esta es muy obvia)
- “Ya” na Koto ni wa Genki-Dama!! (un fragmento es ligeramente parecido al riff de Smoke in the Water de Deep Purple)
- Opening de Dragon Ball Z Super Butouden 2 (una estrofa es parecida al estribillo de la mítica Eleanor Rigby de The Beatles)
- Tema de Célula de Super Butouden 2 (la parte inicial es clavada a One of These Days de Pink Floyd.
- Challengers en Dragon Ball Z Budokai (Hunting High and Low de Stratovarius)
- Move Forward Fearlessly también en Budokai (Glory of the World de Stratovarius)
- Thrilling, de Budokai de nuevo (Iron Man de Black Sabbath)
- A Stranger, Dragon Ball Z Budokai (Infinity de Stratovarius -le gusta bastante esta banda a Yamamoto…-)
- Muscle Tower, esta vez en Budokai 2 (My Elastic Eye de Chemical Brothers)
- Aozora o Dakishimete de Budokai 3 (Be Good to Yourself de los emblemáticos Journey)
- Ultimatum de Budokai 3 (The Game, de Disturbed)
- Capsule Obtain, Budokai 3 (September de Earth, Wind & Fire)
- Dragon Ball Xenoverse Network Test (No Leaf Clover de Metallica)
- Greatest Tactics in the Universe de Budokai 3 (Warped de Red Hot Chili Peppers)
- The Battle’s Dance Music de Dragon Ball Kai -se vienen unos cuantos de Kai- (Deeper Underground de Jamiroquai)
- An Isolated Warrior de Kai (Blood & Fire, de la película de Mortal Kombat)
- Saiyan Blood de Kai (Evil Power de Budokai 3, autoplagiándose a sí mismo)
- At the Battle’s End de Kai (Libera de Far Away)
- Ominous Silence Bukimi na Shizukesa de Kai (The Garden de la banda sonora de Mortal Kombat)
- One Hit to Victory de Kai (Terminator 3 soundtrack)
- The Joy Turns to Silence de Kai (banda sonora de Revolutionary Road)
- The Formidable Warrior de Kai (otro soundtrack de Mortal Kombat, esta vez Goro vs Art -ft. Buckethead-)
- Unforeseen Circumstances de Kai (esta vez parece que ha homenajeado una pieza de la banda sonora de Dragon Ball Z de Shunsuke Kikuchi, pero al menos queda englobado dentro de la misma franquicia)
- A Battle of Rivalry de Kai (otra de Mortal Kombat)
- The God’s Bolero (técnicamente no se considera plagio ya que el Bolero de Ravel es de dominio público en Japón)
- A Disastrous Spectacle (banda sonora de Soy Leyenda)